
Maculinea alcon. La mariposa controladora de hormigas.
(...) tras eclosionar sus larvas se alimentan y viven dentro del cáliz de las flores hasta el fin del verano, posteriormente se dejan caer al suelo y aquí viene lo insólito, las hormigas descubren las orugas en el suelo y las reconocen como propias, estas emiten una especie de feromona, un disfrazador químico y a la vez una sustancia lechosa que provoca en las hormigas un deseo de adopción inmediata, la transportan al hormiguero, donde llega hasta a comerse las larvas de las propias hormigas, quienes además la alimentan como a una igual del hormiguero conforme a su particular relación simbiótica durante diez meses.
Se da el caso de que el mensaje químico puede ser diferente en función de especie de hormiga, la coevolución de la hormiga hace que ésta y alguna otra Maculinea hable varios idiomas “químicos”, algo sorprendente.
Posteriormente empupa y emerge saliendo del hormiguero como adulto, ante el asombro de las hormigas.
Sus orugas emiten sonidos y señales químicas que básicamente instruyen a las hormigas con una orden clara: "Ven, levántame, llévame a tu nido, cuídame y aliméntame..
Leo que las orugas pueden vivir hasta dos años ¿? a expensas de sus ilusas nodrizas antes de entrar en la etapa de crisálida, envolviéndose en un capullo o pupa, del que emergerá una nueva mariposa.
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Pero la historia no siempre tiene final feliz para la mariposa manipuladora, pues sus armas son bien conocidas y usadas por otros en su contra:
En una dinámica sutil y sincronizada, las orugas de las grandes mariposas azules (Maculinea alcon) emiten sonidos que engañan a las hormigas. Éstas acaban cuidando las larvas de las orugas como si fueran propias.
Y hay un tercer protagonista en esta historia. Los científicos creen que estos sonidos también son captados por las avispas, que a su vez buscan a las orugas para colocar en ellas sus huevos.
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Sus orugas emiten sonidos y señales químicas que básicamente instruyen a las hormigas con una orden clara: "Ven, levántame, llévame a tu nido y cuídame y aliméntame...¡ahora!".
Las orugas pueden vivir hasta dos años a expensas de sus ilusas nodrizas antes de entrar en la etapa de crisálida, envolviéndose en un capullo o pupa, del que emergerá una nueva mariposa.
No todo es tan fácil, sin embargo, para la astuta oruga. Debe evadir a su enemigo mortal: la avispa parásito (Ichneumon eumerus). A diferencia de las hormigas, las avispas sí parecen darse cuenta de las tácticas de la oruga, y en lo que se asemeja a una misión kamikaze, pueden ingresar audazmente en el nido de las hormigas en busca de su víctima.
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Recientemente, Thomas descubrió que las avispas evitan la muerte emitiendo a su vez feromonas, sus propias señales químicas.
Las feromonas no sólo repelen a las hormigas. También las "enloquecen" haciendo que se ataquen entre ellas. En medio de la confusión, la avispa encuentra a la oruga y le inyecta sus huevos.
Cuando la avispa se marcha, todo vuelve a la "normalidad": las hormigas vuelven a cuidar devotamente de su bebé oruga.
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