Esto no es un blog, es un bloc. De notas, para más seña. Aquí apunto lo que se me pasa por la cabeza, lo que se me cruza por la vida o simplemente lo que se me antoja. Buscarle cualquier otra significación es perder el tiempo. Bienvenidos a ello y no se corten en comentar.

lunes, 27 de febrero de 2012

sábado, 18 de febrero de 2012

Narcisismo compensador y violencia social

Creación

lo que no es tradición es plagio

Eugenio d'Ors

miércoles, 15 de febrero de 2012

El sofisma de los mercados eficientes

http://www.elblogsalmon.com/economia/el-sofisma-de-los-mercados-eficientes

1. El Sofisma de la eficiencia del Mercado.

Para el neoliberalismo los mercados son eficientes por definición. Este argumento consiste en que para lograr asignar los recursos más eficientemente que en cualquier otro sistema, se requiere que exista un número ilimitado de compradores y vendedores; que la información esté perfectamente al alcance de todos y que no haya injerencia de ningún agente externo, ya sea público o privado. Y todo esto siempre y cuando el intercambio se realice entre productos homogéneos. Esto permite que los mercados lleguen al equilibrio en forma automática y con precios que optimizan la eficiencia del sistema.

Hoy se ha demostrado que estas condiciones nunca se cumplen. Joan Robinson demostró que las economías modernas tienden al monopolio y lo vemos cada vez que se anuncian las temibles fusiones de empresas, generadoras de desempleo y de polarización de la riqueza. Por su parte, Joseph Stiglitz demostró que la provisión de información es asimétrica y John Nash estableció que la eficiencia no puede alcanzarse por medio de la simple competencia a menos que todos los participantes busquen un objetivo común. Junto a eso, Hyman Minsky señaló que los mercados financieros son altamente inestables y que requieren de una regulación que evolucione a la misma velocidad que lo hacen las innovaciones financieras.

2. El Sofisma de la Soberanía del Consumidor.

Para que el juego de decisiones respecto a la asignación de recursos sea óptimo, es un requisito fundamental que las personas tomen sus decisiones sin interferencia de ninguna naturaleza, es decir el consumidor es el soberano, el consumidor es libre para elegir. Paradójicamente, en el neoliberalismo las técnicas de mercadeo constituyen un instrumento de dominio y control de las conciencias individuales, favorecidas por la noción de consumismo y endeudamiento donde “endeudarse es bueno”. Además, las asimetrías de información entre quien vende y quien compra distorsiona todo el sistema. En este sentido, la condición básica se invierte en una soberanía de los productores y no de los consumidores, distorsionando todo el sistema de formación de los precios relativos.


3. El Sofisma de la Asignación Eficiente de los Recursos.

Del postulado uno y del postulado dos se deriva éste de la Asignación eficiente de los recursos económicos. Pero si en el funcionamiento del mercado no existe plena libertad de los consumidores; si los productores alteran la homogeneidad de los bienes en su fabricación; si la información acude asimétricamente a los agentes económicos; si la atomización de los oferentes ha sido reemplazada por el monopolio y por la competencia monopolística; si son constantes los vínculos e influencia de los empresarios con los gobiernos en las decisiones micro y macroeconómicas esenciales, es más que evidente que el mercado no puede funcionar conforme a los fundamentos epistemológicos de la teoría del mercado libre y, por tanto, no puede asignar los recursos eficientemente. Siempre hay alguien que tiene más poder para defender sus intereses y esto genera la distorsión de todo el modelo.

La falacia de la auto-atribucion

http://www.mathaba.net/news/?x=629386?rss

Reading their work, it seems to me that if you have psychopathic tendencies and are born to a poor family you’re likely to go to prison. If you have psychopathic tendencies and are born to a rich family you’re likely to go to business school.

(...)
The rest of us are invited, by governments and by fawning interviews in the press, to subscribe to their myth of election: the belief that they are the chosen ones, possessed of superhuman talents. The very rich are often described as wealth creators. But they have preyed upon the earth’s natural wealth and their workers’ labour and creativity, impoverishing both people and planet. Now they have almost bankrupted us. The wealth creators of neoliberal mythology are some of the most effective wealth destroyers the world has ever seen.

(...)
But between 1979 and 2009, productivity rose by 80% , while the income of the bottom fifth fell by 4%(5). In roughly the same period, the income of the top 1% rose by 270%(6).

(...)
In his book The Haves and the Have Nots, Branko Milanovic tries to discover who was the richest person who has ever lived(9). Beginning with the loaded Roman triumvir Marcus Crassus, he measures wealth according to the quantity of his compatriots’ labour a rich man could buy. It appears that the richest man to have lived in the past 2000 years is alive today. Carlos Slim could buy the labour of 440,000 average Mexicans. This makes him 14 times as rich as Crassus, nine times as rich as Carnegie and four times as rich as Rockefeller.
(...)
Until recently, we were mesmerised by the bosses’ self-attribution. Their acolytes, in academia, the media, think tanks and government, created an extensive infrastructure of junk economics and flattery to justify their seizure of other people’s wealth. So immersed in this nonsense did we become that we seldom challenged its veracity.


Añado una referencia a la primera cita del artículo que el enlace que ponen ha expirado:

How cog­ni­tive illu­sions blind us to rea­son (The Guardian):

Why do Wall Street traders have such faith in their pow­ers of pre­dic­tion, when their suc­cess is largely down to chance? Daniel Kah­ne­man explains.

- “Look­ing back, the most strik­ing part of the story is that our knowl­edge of the gen­eral rule that we could not pre­dict had no effect on our con­fi­dence in indi­vid­ual cases. We were reluc­tant to infer the par­tic­u­lar from the gen­eral. Sub­jec­tive con­fi­dence in a judg­ment is not a rea­soned eval­u­a­tion of the prob­a­bil­ity that this judg­ment is cor­rect. Con­fi­dence is a feel­ing, which reflects the coher­ence of the infor­ma­tion and the cog­ni­tive ease of pro­cess­ing it. It is wise to take admis­sions of uncer­tainty seri­ously, but dec­la­ra­tions of high con­fi­dence mainly tell you that an indi­vid­ual has con­structed a coher­ent story in his mind, not nec­es­sar­ily that the story is true.” …

- “The sub­jec­tive expe­ri­ence of traders is that they are mak­ing sen­si­ble edu­cated guesses in a sit­u­a­tion of great uncer­tainty. In highly effi­cient mar­kets, how­ever, edu­cated guesses are no more accu­rate than blind guesses.”

Caridad y capitalismo cultural

La insoportable levedad del ser (civilizado)

El mundo ha estado gobernado desde la época mesopotámica por una serie de mafias constituidas por lo más violentos. La historia no es más que la lucha encarnizada entre estos grupos mafiosos por la apropiación de los excedentes de producción generados en base al trabajo de las personas y al cambio tecnológico. Desde la invasión de Egipto por Roma, hasta la última compra apalancada, intervención del FMI o escándalo financiero lo que subyace es lo mismo: élites mafiosas de uno u otro bando tratando de quedarse con las riquezas del otro. El resto de la población (los dominados) tratan de sobrevivir entre las escasas grietas que existen en esta violencia generalizada, mientras imploran a Dios, a Alá, a Khrisna a Júpiter o a Osiris el no ser tocados en alguna de estas batallas.

De vez en cuando la historia nos la oportunidad de contemplar de forma descarnada la realidad real. Esto sucede cuando un régimen “formal” se agota y su máscara de institucionalidad, ideología y legalidad se va al traste dejando al descubierto las mafias violentas que en realidad gobiernan. Solo hay que contemplar el caso de la Unión Soviética y su montaje ideológico de marxismo, socialismo, patria y ateísmo. Al caer el velo por inviabilidad económica lo que deja al descubierto es una inmensa red criminal que no duda en ejercer la violencia hasta donde haga falta para seguir en su sitio. Lo mismo sucede en los Estados Unidos con el montaje ideológico de libres mercados, capitalismo, patria y dios: cae también por inviabilidad económica para dejar al descubierto inmensas redes mafiosas. Lo mismo sucede en todas partes cuando los dominados cuestionan seriamente todo el montaje ideológico de las mafias que les dominan: fuera máscaras.

Redes mafiosas que gobiernan a la vez que se cubren de una gruesa capa de ideología, teorías acerca de cómo deben funcionar las cosas, cuerpos de leyes y religiones de forma de no escandalizar a los dominados. Los dominados a su vez creen porque necesitan creer en aras de proteger su ego y apartar la vista de su indigna e insoportable condición de permanentes expropiados. La alternativa a creer en el sistema es la violencia desatada, a esto se reduce cualquier civilización. Todo un inmenso e increíble montaje pretendiendo maquillar el verdadero origen: la violencia desatada al verse sometidos los humanos a un sistema de relaciones mutuas que debido a su biología emocional no se encuentran en capacidad de manejar.

Esta violencia no solo se circunscribe al ámbito de las relaciones humanas, también se extiende a absolutamente todo: las otras especies, la naturaleza, la crianza de los niños llegando a ese pináculo de violencia de todo tipo que es considerado con orgullo el mayor logro de toda civilización: la mega ciudad. Desde Ur hasta New York son solo una representación a gran escala de la apropiación violenta de excedentes producidos por otros. Unos mediante la violencia física pura y dura y otros mediante la violencia psicológica y el adoctrinamiento desde la infancia.

Durante el paleolítico el ser humano no distaba mucho de ser un animal al límite de la supervivencia con una corta esperanza de vida. El advenimiento de la agricultura ha aumentado considerablemente su capacidad de supervivencia, pero al mismo tiempo le ha convertido en un animal mantenido en cautividad y sometido a la violencia desde su nacimiento. Con toda probabilidad aquí se encuentra el origen de la neurosis generalizada que ha exhibido la humanidad durante toda su historia de civilizaciones.

La civilización es estable solo cuando los de abajo internalizan que alguna vez llegarán a estar arriba. Esto es imposible, una pirámide es eso: pocos arriba y muchos abajo. La ilusión de llegar a estar arriba algún día se mantiene en base a eso que llamamos crecimiento, que no es más que constantemente ensanchar la pirámide por debajo. Así todos creen que suben, pero no es cierto: simplemente existe más gente, se consumen más recursos y la cúspide sigue siendo la misma solo que ahora es más poderosa al comandar una pirámide más grande. El final de todo esto siempre es el mismo: muerte por agotamiento de recursos.


El enlace del original de la página heterodoxia está roto y por eso lo traigo aquí, para que perviva.
http://www.heterodoxia.info/?p=1258

Storytelling. La máquina de fabricar historias y formatear las mentes

http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/24212/Storytelling_La_maquina_de_fabricar_historias_y_formatear_las_mentes


Entramos en una era en la que, debido a la proliferación de canales de comunicación y a la portabilidad de las nuevas tecnologías informáticas y de telecomunicaciones, los medios se están convirtiendo en algo omnipresente. El desarrollo de los teléfonos móviles constituye un excelente ejemplo. No son sólo aparatos de telecomunicaciones. Permiten jugar, bajar información de Internet, hacer y enviar fotografías o mensajes de texto, incluso ver tráilers de nuevas películas, bajar entregas de relatos o contemplar la retransmisión de conciertos...

Al tiempo que la comunicación se extiende, se está produciendo un interesante cambio en el contenido y la propiedad de los medios, como ha señalado con acierto Henry Jenkins en Convergence Culture. El viejo Hollywood se centraba en el cine, pero desde hace unos años los nuevos conglomerados mediáticos tienen participaciones mayoritarias en toda la industria del entretenimiento. La Warner Bros., por poner un ejemplo, produce películas, televisión, música, juegos de ordenador, sitios web, juguetes, visitas a parques de atracciones, libros, periódicos, revistas y cómics. Asistimos así a una expansión tecnológica de la comunicación a la vez que los medios se diversifican en su oferta y su propiedad se concentra en gigantescos conglomerados. Por si ello fuera poco, esta transformación se acompaña de un profundo cambio en nuestra manera de consumir los medios. Ahora se consumen mezclando polivalencia, multiparticipación e interactividad.

Christian Salmon ha escrito Storytelling con este horizonte en su cabeza. Multiplicación de productos comunicativos, abaratamiento de los costes de producción y distribución, mayor protagonismo del consumidor y una alarmante concentración de la propiedad de unos medios que en gran medida son transnacionales y dominan todos los sectores de la industria de la comunicación y del entretenimiento. Sobre este panorama de fondo, la preocupación de Salmon va más allá. Lo que inquieta a este miembro del prestigioso Centro de Investigaciones sobre las Artes y el Lenguaje (CNRS) es la utilización y el aprovechamiento malintencionados que desde el poder se hace de la situación. Porque la fuerza, extensión y variedad del bombardeo comunicativo, unido a la falacia de un consumidor que, como participa e interacciona, se autoconvence de que controla su entorno mediático, proporcionan las condiciones para que aparezca una nueva forma de manipulación del individuo y de las masas que se denomina storytelling.

El storytelling o “arte de contar historias” surge en Estados Unidos en los años 90 y desde entonces su uso no ha hecho sino aumentar en el mundo de la comunicación y en el de la política. Considerado durante tiempo como una forma de comunicación destinada a los niños, el storytelling resurge, adaptado a los nuevos tiempos, como un instrumento de persuasión y propaganda en manos de quien dispone del poder para ello.

En opinión de Salmon, el storytelling es una forma de discurso que se ha impuesto en Estados Unidos permeando todos los sectores de la sociedad más allá de la política, la cultura o el consumo. La capacidad centrífuga de todo lo norteamericano habría convertido el storytelling en un fenómeno internacional gracias a unas élites que en todo el planeta comparten la visión estadounidense del mundo. Salmon apoya su argumentación analizando las pautas de consumo de grandes marcas mundiales. Analiza sus estrategias narrativas como nuevas formas de movilización del consumidor adaptadas a un mundo cada vez más líquido. En un segundo tramo, muestra cómo los discursos políticos de la Administración norteamericana han adoptado el storytelling como una eficaz forma de propaganda que ha visto aumentada su potencia persuasiva gracias a la creciente convergencia entre Hollywood, la industria mediática y el poder político. Por último, Salmon examina el storytelling que desde el 11-S ha difundido al resto del mundo la Administración Bush para justificar la invasión de Afganistán, Iraq o Guantánamo.

Las técnicas narrativas tendrían en el capitalismo emocional del que nos habla la socióloga Eva Illouz una perfecta adecuación a la estructura en red de la sociedad actual. Los presidentes norteamericanos tendrían en común la construcción de un storytelling creado a partir de sus orígenes familiares, de su propia vida y de su relación con el mundo. Para Salmon, Reagan fue el gran narrador. Las falsedades de su estilo discursivo no impidieron que Clinton sorprendiera a su entorno nombrando director de comunicación de la Casa Blanca a David R. Gergen, que ya había ocupado el mismo cargo con Reagan. El problema no es el cultivo del arte del relato; la cuestión está en cómo el Estado utiliza el storytelling como instrumento de persuasión y dominio. La última campaña electoral norteamericana ha sido un gran festival narrativo en el que los medios han sido a un tiempo actor, corazón y público del espectáculo. Los medios, como señala Salmon, interpretan la historia, utilizan los relatos reinterpretados para ello por los políticos y satisfacen el deseo del público de nuevos relatos. “Las campañas son duelos de historias a gran velocidad que duran meses”, escribe Salmon. El ganador es el candidato cuyas historias están en conexión con el mayor número de electores.

Concluye Salmon este volumen señalando que el storytelling es la muestra más evidente de lo que él denomina un “nuevo orden narrativo”, cuyo objetivo es domesticar a la opinión pública y adueñarse de las prácticas sociales, los saberes y la memoria del individuo. Este “nuevo orden narrativo” originado en Estados Unidos habría alcanzado Europa en el año 2000. La campaña electoral francesa de la primavera de 2007 que acabó con la victoria de Sarkozy sería el ejemplo más evidente de la aplicación, con éxito, de las “técnicas del storytelling made in USA”.

El cambio más notable de la campaña francesa fue el hecho de que los políticos, los medios de comunicación y los analistas cambiasen bruscamente su manera de expresarse. Comenzaron a contar historias. Por primera vez, la derecha ya no hacía hincapié en la independencia nacional ni la izquierda en el progreso social. La prensa se adueñó del relato de la vida de los candidatos. La opinión pública entró al trapo y se encandiló enseguida con los rumores de disputas conyugales, rupturas e infidelidades.El marketing de Sarkozy y Ségolène Royal marcó un profundo cambio en la cultura política francesa. Asesorado por sus expertos en storytelling, Sarkozy venció en ese terreno, deslegitimando la vieja idea política de la Ilustración e inaugurando una nueva era que podría calificarse de postpolítica. Resulta evidente que la tesis central de este libro es cierta. “Las formas, los ritos y los lugares del debate democrático están cada vez más sometidos a las nuevas tecnologías del poder”, escribe Salmon. Los intentos de manipulación y de persuasión se han ido haciendo cada vez más sutiles y, por otro lado, como ya señaló Paul Ricoeur hace treinta años, la identidad personal y la social están constituidas de forma narrativa. No obstante, el ser humano es un sujeto reflexivo capaz de reaccionar a los intentos orwellianos de dominio. Buena prueba de ello es este mismo libro, el cual alerta y previene frente a las nuevas técnicas persuasión y de manipulación. Estamos avisados.


Creamos nuestra propia realidad”. George Bush, Ron Suskind y el Storytelling

Salmon ilustra en su libro la importancia del storytelling en la administración Bush recordando una conversación mantenida por Ron Suskind, columnista del “New York Times”con George W. Bush en el verano de 2002: “Me dijo -explicó Suskind- que la gente como yo era de esos tipos ‘que pertenecen a lo que llamamos la comunidad realidad’. Usted cree que las soluciones emergen de su juicioso análisis de la realidad observable [...] El mundo ya no funciona realmente así. Ahora somos un imperio, prosiguió, y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad. Y mientras usted estudia esta realidad, juiciosamente como desea, actuamos de nuevo y creamos otras realidades nuevas, que asimismo puede usted estudiar, y así son las cosas. Somos los actores de la historia”


No voy a entrar a valorar lo narcisista de las declaraciones de ese presidente. Sí que voy a señalar que me resulta muy similar al http://es.wikipedia.org/wiki/Ministerio_de_la_Verdad de Orwell

De cerebros humanos y gobernanza humana


http://paperempire.net/2011/10/12/of-human-brains-and-human-governance/

Of human brains and human governance
Posted on October 12, 2011 by paperempire

Human beings are born with different physical brains. Many of the physical attributes of the brain greatly influence our personalities, emotions, abilities and interests. Within the realm of human society and human governance, the population is divided into three general brain types: Sociopaths, Sheep, and Truth Seekers.

Sociopaths Within the human population there exist a small subset of individuals whose brains are essentially defective in one important regard: They do not experience emotion as the rest of the population does. They are driven only by the temporary happiness (or exhilaration) obtained through the gain of power or money. Once this temporary rush wears off, they exist only to seek their next fix. Although they do not experience normal emotions, they understand well how to emulate them and how to manipulate them to their advantage. Sociopaths tend to feel little remorse and do not have a conscience in the normal sense. They do not seek to simply live their lives, and as a result, have tremendous amounts of time to devote to their solitary purpose of obtaining more power and more money. They are naturally suited for climbing social power structures. The highest levels of banking, finance and politics contain far larger concentrations of sociopaths than the population at large.


Sheep The great bulk of the population exists neither to control others or to discover truth. They simply want to live their lives. They attempt to do this through the path of least resistance. The process of seeking truth involves tremendous amounts of mental work that gets in the way of living their lives. They prefer not to do the heavy lifting required to arrive at a set of beliefs, but rather, to adopt a predefined set. They find great comfort in seeking the approval of others as it reassures them the belief systems that they have adopted (or have been taught) are correct. Once reassured, they are relieved of the arduous mental work required to discover the truth. The Sheep tend to follow the voices of the sociopaths, who in turn seek to herd them; to shear them; and in some cases – to slaughter them.


Truth Seekers At this this end of the distribution lay the diametrical opposite of the sociopaths. These are the individuals whose desire for truth and the ability to live free, is so strong that they will accept a more difficult life in order to accomplish those goals. Unlike the sociopaths, they have no desire to wield power over others. In fact, they view the control of others as a great burden – a tremendous drain on precious time – time that should be spent discovering the true nature of the world around them. These people are strong individualists and tend to be scientists, artists, and thinkers. Because of their inherent nature, they tend to avoid any involvement in politics, the bureaucracy, and institutions of management. It is only in times of great political strain, and threat to their own freedom, that they are forced to become part of the politic. They rise up during times of revolution, as necessary, only to fade away once the overthrow of the sociopaths has been accomplished. Power is then gradually yielded back to the sociopaths as the lessons of the past are slowly forgotten by subsequent generations of Sheep.

Las últimas notas están sacadas de un hilo del foro Transición Estructural dedicado al control mental
http://www.transicionestructural.com/las-cloacas-del-sistema/democracia-y-control-social-pensamiento-dicotomico-etiquetaje-y-pnl/

Paradigma del grupo mínimo

Nos pastorean.

martes, 14 de febrero de 2012

Psicópatas egotistas.

"I Am Fishead" Are Corporate Leaders Egotistical Psychopaths ?

No sé de donde he sacado este vídeo, lo tenía pendiente y ahora que lo he visto lo cuelgo.

Muy interesante.

Tabla de comprobación de lo descabellado


vía http://www.calamitiesofnature.com/archive/?c=648

lunes, 13 de febrero de 2012

En la mente criminal

En la mente criminal
LUIS MIGUEL ARIZA 29 ENE 2012
Fríos hasta un grado inhumano, egocéntricos, sin empatía ni miedo al castigo. Así son los psicópatas. En los escáneres de sus cerebros, dos zonas aparecen intrigantemente 'apagadas'. Hablamos con dos investigadores obsesionados con lo que sucede en las neuronas de quienes guardan entre ceja y ceja un cóctel explosivo de violencia.

Durante más de trece años, el neuroanatomista James Fallon ha escudriñado los escáneres cerebrales de psicópatas y asesinos en serie para encontrar en qué difieren sus estructuras cerebrales de las nuestras. El azar ha querido que Fallon se topara con un hallazgo que ni él mismo podría sospechar en un millón de años: su propio cerebro posee todas las cualidades que se esperan de una mente criminal.

Fallon no es un neurocientífico del montón. Simpático, extravertido, parece un volcán de ideas cuando habla con entusiasmo de su trabajo. Ha aparecido, representándose a sí mismo, en series de televisión como Mentes criminales, y no esperaba convertirse en una estrella mediática. Como investigador de la prestigiosa Universidad de California en Irvine ha logrado hitos significativos en la investigación del cerebro humano, desentrañando los circuitos cerebrales para la dopamina y las endorfinas -las moléculas que nos causan placer-, o los genes que hay detrás de enfermedades como el alzhéimer y el párkinson.

Fallon fue el primero en caracterizar una molécula esencial para el crecimiento de las neuronas. Formó parte del equipo de expertos que asombró al mundo al demostrar que el mismo cerebro fabrica neuronas nuevas tras el nacimiento -a partir de las células madre adultas- haciendo trizas el dogma sagrado según el cual nacíamos con todas las neuronas contadas.

Su vuelco hacia la investigación de las mentes criminales ocurrió por casualidad. "Conozco todas las partes del cerebro", relata a El País Semanal, "mis colegas y psiquiatras en neurología suelen consultarme para que eche un vistazo a los escáneres cerebrales". A principios de los noventa, los expertos de Irvine probaban entusiasmados el nuevo escáner de emisión de positrones (TEP), que iluminaba las zonas del cerebro cuando se piensa, se reacciona ante una imagen o un sonido. Fallon atravesaba tranquilamente el campus de su universidad cuando se topó con un equipo SWAT (unidad policial de élite), que custodiaba el centro donde se encontraba la máquina prodigiosa. Al preguntar qué sucedía, los agentes le respondieron que estaban escaneando el cerebro de un asesino en serie. "En eso estaban mis colegas. Se trataba realmente de tipos muy malos". A Fallon le pidieron ayuda: un vistazo de una placa al año, o tres como mucho. Y aceptó. Sin saberlo, había abierto una nueva puerta para conocerse a sí mismo.

Hace ahora unos cinco años, la historia dio un giro inesperado, propio de un thriller. Uno de sus colegas le pasó a Fallon de sopetón unos setenta escáneres de asesinos. Se trataba de un material muy valioso, por las dificultades legales para su obtención, y estaba mezclado con otras tantas placas de personas que sufrían esquizofrenia y depresión. Fallon vio en ello una oportunidad única para encontrar patrones cerebrales en un experimento ciego, sin saber quién es quién.

"Lo primero que le dije es que no quería saber a quién pertenecía cada escáner. Había entre cincuenta y cien cortes por cada cerebro, así que me mantuve ocupado un buen tiempo". Analizando las partes del cerebro que estaban iluminadas o apagadas, Fallon empezó a fascinarse cuando vislumbró un patrón, borroso al principio, que se asociaría de forma implacable con los criminales. Encontró dos zonas singularmente apagadas: la corteza cerebral encima de los ojos, que se encarga de la ética, la moral y la toma de decisiones -lo que se conoce por el córtex orbitofrontal-, y la amígdala, debajo de la corteza, que procesa las emociones, la agresión y la violencia. Los escáneres reflejaban un nuevo retrato robot de tipos que cometían violaciones o asesinatos en serie, personas que tenían dificultades para emocionarse o dejarse impresionar por el sufrimiento ajeno, sin remordimientos. Carecían del freno que impone el lóbulo prefrontal a la hora de controlar los impulsos y decidir si una acción es moral o éticamente aceptable. En todos ellos, los circuitos que conectan los sistemas límbicos -el cerebro emocional del mamífero- con el centro racional del control de decisiones estaban dañados o desconectados.

Fallon empezó a despuntar en el campo de la criminología cerebral, impartiendo conferencias en todo el mundo a partir de estos resultados. Las placas perfilaban una mente psicopática. Sugerían que los cerebros de estos criminales funcionaban de una manera singularmente distinta a los del resto. Al mismo tiempo, estaba involucrado en un ensayo clínico muy ambicioso sobre el mal de alzhéimer. Fallon analizaba placas TEP y de resonancia magnética funcional provenientes de personas sanas con antecedentes familiares, y añadía al conjunto los análisis genéticos en busca de posibles marcadores. El alzhéimer no tiene cura, pero podría anticiparse antes de que aparezcan los síntomas. "El padre de mi mujer acababa de morir de alzhéimer, así que le dije: como parecéis gente normal, podemos meter vuestros escáneres en el estudio. Cuando vinieron los resultados de mi familia, chequeé la pila de escáneres que tenía sobre la mesa y me quedé bastante aliviado, ya que todo el mundo parecía normal. Fui hasta el fondo de la pila y me topé con un escáner que se parecía mucho a los escáneres de los asesinos, que estaban en una pila contigua. Pensé que se habían mezclado por accidente. Pero cuando comprobé el código, descubrí que era el mío. ¿Puedes imaginártelo?".

Fallon es, hasta la fecha, el único neurocientífico del mundo que tiene la certeza de que su cerebro se parece al de un asesino en serie. Es una oportunidad perfecta para observarse a sí mismo y alumbrar el misterioso mundo de la neurología criminal. Los expertos coinciden en señalar que los psicópatas exhiben una frialdad casi inhumana en su comportamiento. Son incapaces de conmoverse ante las emociones y las desdichas de los demás. Carecen de empatía y no tienen miedo al castigo al ponerse en una situación de riesgo.

"Tienen dificultades para percibir por parte de la amígdala las emociones morales, el sentido de la justicia, la piedad y la compasión", explica Vicente Garrido, profesor de la Universidad de Valencia y un experto en criminología. El psicópata imita en muchas ocasiones emociones que no siente y solo percibe como señales que ha de descifrar -finge estar apenado cuando en realidad no lo está- por culpa de este déficit. Su lóbulo prefrontal, el llamado órgano ejecutivo del cerebro, tiene otro déficit añadido: la amígdala no le avisa de los daños o el sufrimiento que se vaya a causar al tomar una decisión. "Frente a situaciones de miedo y horror, el lóbulo prefrontal del psicópata toma la decisión de mayor beneficio para el sujeto, aun cuando esas decisiones hayan sido castigadas anteriormente. Por eso se dice que los psicópatas no aprenden de la experiencia. Repiten comportamientos que otra persona ya no repetiría. Son egocéntricos y están centrados en sus metas inmediatas, que giran en torno al logro del placer y del control. Ese recuerdo del castigo, del fracaso, no es relevante, porque la amígdala no le ha permitido instalarlo dentro de sus sistema de memoria".

Garrido describe en su nuevo libro Mentes criminales (Ariel) el perfil de algunos de los psicópatas más célebres por lo terrible de sus actos. Uno de los más horribles fue Anatoli Onoprienko, apodado Terminator o El Diablo de Ucrania, quien llegó a declarar que "era como un robot con impulsos para matar. No siento nada". Desde enero hasta marzo de 1996, Onoprienko empleó hachas, cuchillos, armas de fuego y martillos para acabar con la vida de 49 personas. Elegía las casas fuera de las ciudades y entraba en ellas aniquilando a todos los miembros de la familia. Acabó con siete de ellas, incluyendo a los niños, sin mostrar ningún tipo de arrepentimiento. Incluso en una ocasión detuvo su coche y se dedicó a matar a los conductores que encontraba a su paso. Pero el psicópata va más allá de un asesinato aislado. No tiene necesariamente que matar. Puede ser alguien deleznable, que explota a los trabajadores, desleal con sus amigos, que arruina la vida emocional de la gente que le rodea. Y por supuesto, convertirse en un violador o en un asesino en serie.

Por ello, el caso de Fallon es fascinante y extraordinario. ¿Podría haberse convertido realmente en un psicópata? Uno no alberga esa impresión, al menos conversando con él a través de la pantalla del ordenador. No siempre se tiene oportunidad de charlar con un científico que estudia a psicópatas y que admite que comparte muchos de sus rasgos cerebrales. "No soy un asesino", asegura este neurocientífico. En sus charlas, parte de la audiencia suele romper en carcajadas. "Verás que hablo de forma amigable y también muy rápido. La gente dice que soy un tipo simpático. Soy el tío que cae bien a todo el mundo cuando entra en el bar".

Pero Fallon desliza unas cuantas características personales que incitan a la preocupación. Al descubrir su nueva faceta en la placa cerebral, Fallon conversó con su familia, con sus colegas psiquiatras, con sus amigos, para que le expusieran la imagen que tenían de él. "Mi mujer no está terriblemente contenta con esto", dice. Y al principio no le gustó lo que escuchó. Un buen amigo suyo le comentó que era alguien que "no tenía escrúpulos". Con el tiempo, Fallon ha aprendido a verse a sí mismo con cierta distancia, como si fuera un conejillo de Indias, el científico que se explora a sí mismo. "No hago daño a la gente, pero manipulo a las personas. Es casi un reflejo, como un juego. Y soy alguien muy competitivo. No aguanto perder. Tengo que ganar en todo".

Fallon admite que siente mucha más empatía por los extraños que por las cosas que suceden en su entorno más cercano. Repasa su infancia y el retrato que emerge es el de un chico inestable; al principio, extremadamente religioso y muy moralista, fue nombrado chico católico del año en Nueva York. Cuando iba hacia el autobús escolar desde su casa, se obsesionaba por dejar el camino despejado en un radio de veinte metros recogiendo toda la basura que encontraba. Luego, en la veintena, casi se convirtió al marxismo dentro de su familia. Su madre sufrió unos cuantos abortos antes de concebirlo, y por ello recibió una infancia llena de amor y ternura. Y está convencido de que eso le salvó. "De haber tenido una infancia desgraciada, habría sido un psicópata", asegura convencido.

Vicente Garrido distingue entre sociópatas y psicópatas. Los primeros tienen una biografía en la que han sufrido maltratos o abusos sexuales -la infancia opuesta a la de Fallon- y cuando eran niños crecieron en contextos subculturales muy violentos, como mafias y organizaciones criminales. El énfasis lo pone en el ambiente; puede ser un gatillo que acciona un mecanismo y cuando sucede no tiene vuelta atrás. Este profesor español habla de los niños de las favelas brasileñas, que en muchas ocasiones viven rodeados de drogas. No todos se transforman en delincuentes, pero a veces basta con poner una pistola en sus manos. O de los niños soldado de Sierra Leona o Uganda, raptados y sometidos a una tortura psicológica brutal. Terminan convirtiéndose en máquinas de matar.

"Se trata de una psicopatía adquirida por culpa de factores ambientales muy intensos que marcan la época más vulnerable del desarrollo del niño". Pero incluso entre esos niños soldados se ha visto que las diferencias individuales cuentan. Algunos pueden ser rehabilitados una vez rescatados de las garras de sus secuestradores. Otros ya tenían una tendencia innata hacia la violencia, por lo que su psicopatía será irreversible. ¿Cuál es la genética implicada? Un mes después de que Jim Fallon encontrara que su escáner cerebral era como el de un asesino en serie, celebró en su casa una fiesta familiar. Su madre, siciliana, tiene ahora 94 años. Le comentó con cierta malicia a Fallon durante aquella celebración que estaba dando charlas por ahí sobre cerebros psicópatas como si él creyese que pertenecía a una familia normal. Y le recomendó que contactara con su primo, que era editor de un periódico de Nueva York y que había descubierto un libro histórico que versaba sobre la familia del padre de Fallon.

Al escarbar en su genealogía, este neurocientífico se quedó estupefacto. Cuando su madre era una niña, sus compañeros solían meterse con ella asegurando que era de la Mafia por haber nacido en Sicilia. Pero el padre y los hermanos de ella eran traficantes de alcohol en Nueva York durante la Gran Depresión. Incluso su madre fue llevada en un camión cargado de dinamita hasta las montañas Catskill, en Nueva York, donde el mafioso Lucky Luciano tenía su casa.

Quizá había otros muchos que se ganaban así la vida en aquellos tiempos, pero resultó que la línea paterna de Fallon estaba salpicada de asesinos. Un antepasado suyo había matado a su madre a hachazos en 1667. "Fue el primer caso de matricidio registrado en las colonias americanas. En el libro se detallan siete asesinos más que estaban entroncados en mi familia". El último añadido a esta peculiar lista, poco esperanzadora, es una solterona, Lizzy Borden, que presumiblemente mató a su madrastra y a su padre a hachazos en el verano de 1892, en Nueva Inglaterra. Como confiesa este neurocientífico, "sabía que tenía que examinar a fondo mi genética. Toda mi familia tenía una mezcla de genes de bajo y alto riesgo. Pero el problema es que yo tengo cada uno de los alelos genéticos de mayor riesgo. Desde el llamado gen guerrero, y otros que tienen que ver con los receptores de la serotonina y transportadores de la norepirefrina. La verdad es que parece que tendría que estar en prisión".

El gen guerrero no es más que un epíteto añadido a un nombre nada exótico para una molécula, la enzima monoaminooxidasa A (en inglés, monoamine oxidase A o MAOA), cuyo quehacer en el cerebro tiene un peso importante: se le ha relacionado con el comportamiento agresivo y violento. Se trata de una proteína cuya función consiste en deshacer los neurotransmisores cerebrales como la dopamina, la serotonina y la norepirefrina. Algunas variantes del gen que segregan cantidades excesivas de la enzima tienen por consecuencia una escasez de estos neurotransmisores, lo que da lugar a depresiones y esquizofrenia. Otras versiones defectuosas de alto riesgo segregan, por el contrario, insuficientes cantidades de la enzima. La consecuencia es una tormenta de neurotransmisores en el cerebro que dispara la agresividad.

El gen MAOA se ubica en el cromosoma X. Al estar ligado al sexo, sus efectos son más patentes en los chicos, que tienen un solo cromosoma X, que en las chicas, que disponen de una pareja y, por tanto, la posibilidad de conservar en el otro cromosoma un gen sano. A principio de los años noventa, los científicos establecieron una conexión entre el comportamiento violento de un grupo de hombres de una familia holandesa y el gen MAOA. Los hombres sufrían un ligero retraso mental, pero eran muy violentos. Dos de ellos eran pirómanos; otro atropelló a un empleado pasándole el coche por encima, y otro, después de violar a su hermana, acuchilló al guardián de una institución mental con un tenedor. En todos los casos, los individuos tenían versiones defectuosas del gen de la monoaminooxidasa.

El gen guerrero ya ha dejado su huella en las decisiones judiciales, especialmente en un caso sórdido ocurrido en Estados Unidos: octubre de 2006. La policía responde a una llamada y acude rápidamente a la caravana de Bardley Waldroup, en las montañas del Estado de Tennessee. Los agentes encuentran un escenario dantesco: restos de sangre por todas partes, en las cortinas, en el suelo, en las paredes, y un machete. Una mujer, Leslie Bradshaw, con la cabeza cortada y ocho disparos a bocajarro. Leslie había pasado el fin de semana fuera con la esposa de Bardley Waldroup y los cuatro hijos de este. El hombre las esperó. Mató a Leslie, la decapitó y cortó un dedo a su mujer, tratando de acuchillarla. Ella habría muerto de no ser por la policía. Las mujeres habían encargado a un amigo que llamase a las autoridades si ellas no telefoneaban en un plazo de tiempo seguro.

El fiscal pidió para Waldroup la pena capital. Un análisis genético realizado por el equipo de William Bernet, de la Universidad de Vanderbilt, mostró que Waldroup tenía la versión defectuosa del gen MAOA. En una crónica de la radio nacional pública americana (NPR) sobre el juicio, celebrado tres años después, Bernet dijo de Waldroup que "su constitución genética, junto con el hecho de que sufrió abusos cuando era niño, le hizo más vulnerable a la hora de convertirse en alguien violento". Los hechos convencieron al jurado, y la sentencia de muerte fue conmutada por una condena de 34 años en prisión. El caso del gen guerrero desató furibundas críticas. El psicólogo Nigel Barber tachó de "ciencia basura" la argumentación genética del equipo de Vanderbilt en un artículo de la revista Psychology Today, añadiendo que a este gen se le ha relacionado con el juego de los casinos, la agresividad, la depresión, y hasta el hecho de "vivir en un tráiler y sufrir abusos sexuales".

El gen MAOA sigue generando una publicidad que sobrepasa las páginas de las revistas científicas. Kevin Beaver, de la Universidad estatal de Florida, publicó recientemente un estudio que mostraba que era más probable que los miembros de pandillas urbanas que llevan escritos en su cromosoma X las versiones de riesgo tenían una probabilidad más de cuatro veces mayor de usar un arma de fuego. Pero, como critica el escritor científico John Horgan, el 40% de los pandilleros estudiados no llevaba el gen. En un experimento parecido a un juego publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los científicos comprobaron que, de un grupo de 78 individuos sanos, los que decidían castigar de la forma más agresiva a un internauta que les estaba robando dinero (sin que supieran que se trataba de un ordenador) eran porteadores del gen.

Las estadísticas siguen atizando el fuego. Otro informe publicado en la revista New Zealand Medical Journal sugiere que la forma defectuosa del gen MAOA es más frecuente en los feroces maoríes australianos (un 56%) que en los caucasianos (34%) y los hispanos (27%). El acervo genético de los africanos (59%) y los chinos (77%) sugiere que son más violentos. Con la salvedad de que se trata de trabajos que examinan a un número muy reducido de individuos.

Y estos porcentajes no se corresponden bien con las tasas registradas de homicidios anuales según los países. En 2010, Honduras y El Salvador, ambos de habla hispana, se colocaron en primer y segundo lugar (con una tasa de 78 y 66 homicidios, respectivamente, por cada 100.000 habitantes), siendo los más peligrosos del mundo. China tiene una de las tasas más bajas (1,12), y España figura en uno de los últimos lugares (0,87). Estados Unidos figura en el puesto número 34, a pesar de que probablemente la sociedad americana es la que produce más psicópatas en el mundo. Resulta imposible determinar un número siquiera aproximado de asesinos en serie que operan en Estados Unidos. Garrido señala que los criminólogos James Fox y Jack Levin han identificado 558 asesinos en serie en ese país desde 1900. Estos expertos sugieren que quizá hay ahora activos unos 150 de estos depredadores humanos, aunque el número de los que han sido identificados se ha incrementado de una manera espectacular desde los años setenta del pasado siglo.

La genética, pues, no lo explica todo. Jim Fallon admite que llevar escritos en su ADN las formas más peligrosas del gen MAOA le ha hecho recapacitar sobre la influencia real de los genes en el comportamiento humano. "Hace dos años era una especie de radical genético", confiesa. "Daba un poco de vergüenza leer mis trabajos". Fallon creía que el peso de los genes en la conducta suponía el 85%. Ahora está convencido de que, pese a tener los peores genes, eso no significa que su destino vaya a estar escrito de antemano.

"El número de psicópatas parece que es estable desde el punto de vista cultural, aparece en todas las culturas y en números muy bajos". Las costumbres sociales son un buen freno y mantienen la influencia genética a raya. Este neuroanatomista ha viajado a lugares como Marruecos, estudiando el comportamiento de las tribus nómadas, los beduinos y bereberes. Los análisis genéticos muestran que el gen MAOA aparece con la misma frecuencia que en los europeos e italianos. Pero estas tribus, asegura, han desarrollado sistemas sociales que han extirpado la cultura de los asesinatos. "Entre tribus no pueden recordar un asesinato en doscientos años, lo que es notable". Una pelea entre dos tipos suele durar algunos minutos y luego se decide en un consejo de sabios.

Fallon estima que hay unos cincuenta genes asociados a la agresión y a la violencia, y que, en muchos casos, estos genes se concentran en determinadas estructuras étnicas, como en Bosnia, Gaza o Los Ángeles, en piscinas genéticas que facilitan su trasiego a las generaciones posteriores, en lo que llama violencia transgeneracional. Fallon explica estos conceptos en los festivales de ciencia y es recibido como una estrella mediática. Colabora en el mundo del espectáculo realizando programas divulgativos sobre criminales, genética y cerebro. En uno de ellos involucró a directores de terror como Eli Roth para comprobar, mediante su análisis genético y la exploración cerebral, si el creador de cintas de tortura gore como Hostel esconde algún aspecto psicopático. Por lo visto, Roth no se parece nada a Fallon. Es un tipo muy simpático, y en sus escáneres cerebrales se iluminan las zonas de empatía.

Los antiguos rasgos físicos que los anatomistas del siglo XIX creían ver en los criminales quedaron obsoletos. "Por entonces existía un gran entusiasmo en encontrar personas que no estaban adaptadas ni evolucionadas, pero no se tenía la perspectiva de que lo que funcionaba mal era el cerebro", explica Vicente Garrido.

Los genes equivocados mezclados con un ambiente negativo producen un cóctel explosivo, pero incluso bajo los peores escenarios la biología puede salir triunfante en personas que demostraron una construcción moral intachable, capaces de resistirse a cometer atrocidades bajo regímenes de terror como el de Hitler. Garrido indica algunos estudios fascinantes realizados en soldados alemanes que se negaron a cumplir las órdenes de disparar contra judíos, gitanos y homosexuales durante la Segunda Guerra Mundial, a riesgo de verse expulsados o de perder la vida. Estas situaciones contradictorias muestran que los científicos están aún muy lejos de desentrañar los mecanismos que operan detrás del comportamiento humano.

La sociedad utópica del mundo feliz de Aldous Huxley se basaba en un férreo determinismo genético, por el que se podría controlar y dirigir la vida de una persona desde el mismo embrión. Pero en el futuro, dice Garrido, no encontraremos una píldora capaz de curar a un psicópata. En el mejor de los casos, una sociedad avanzada que ponga en marcha sistemas de detección para descubrir niños que con ocho o nueve años ya se comportan de manera cruel, y tratar su déficit emocional.

Fallon, por su parte, es consciente de que tuvo mucha suerte en su infancia. "Si te topas con un asesino en serie o un violador, ya no hay nada que puedas hacer al respecto. La gente trata de rehabilitarlos, pero la rehabilitación nunca funciona. Es un concepto romántico sostenido por algunos de que se puede dar la vuelta a este asunto". La genética del futuro podría extraer una información relevante sobre un muchacho acerca de sus posibilidades de convertirse en psicópata, pero esos datos deben quedar en privado, constata este experto. "Estoy en contra del uso de esta información, excepto si lo hace la familia"
.

http://elpais.com/diario/2012/01/29/eps/1327822018_850215.html
Vía Alonso Quijano

viernes, 3 de febrero de 2012

jueves, 2 de febrero de 2012

El interrumptor de la paranoia de Martha Stout.

http://cyregray.newsvine.com/_news/2008/05/22/1506099-book-review-the-paranoia-switch-by-martha-stout

En la línea de la doctrina del shock de Klein y sobre la resolución de disonancias cognitivas.

This latest tome from one of my favorite writers gives some incredible insight on the topic of fear. Namely, how it is generated, transmitted, and how it can impact your behavior without you knowing. Dr Stout has over thirty years of practice working with survivors of trauma, and treating them, helping them along the road to recovery. She's pretty much seen it all; children, adults, memory loss, missing time, child abuse, incest, multiple-personalities, and her experience shows in her writing.

The Paranoia Switch deals exclusively with the politics of fear, and how fear-brokers use our own limbic systems against us. The limbic system is a part of the brain that deals with reading and transmitting human emotions. It allows us to comprehend, in a matter of microseconds, the feelings of another human being through body language, expressions, tone of voice and other subtle yet present markers. Stout writes:
Our limbic systems receive and transmit emotional information in wordless neurological "conversations," and within these exchanges, work hard to bring different brains together into similar emotional states.
The neurological process that enables us to sense the emotions of other people is called limbic resonance

It gives us our fundamental ability to empathize, sympathize, and thus share in one another's emotional experience. This is not without it's downside however, without careful self-observation we can easily succumb to powerful emotions of others, such as fear, anger, and hate and allow those emotions to dominate our psyche even though they are coming from an outside source.

This is a powerful phenomenon in mother-child relationships, and very important for parents to be aware of since they can unknowingly transmit negative emotions, such as anxiety, to their children. Stout gives a very good example of this exact phenomenon.

She continues, demonstrating how this phenomenon can effect entire societies, and has effected ours in the recent past. Using Pearl Harbor and the Cold War, as well as 9-11 as examples, she gives point by point analysis of how each event traumatized us as a nation, and thus triggered an internal 'paranoia switch' which temporarily disables rational, critical thought and instead engages our more primitive survival instincts.

For example - how many of you knew Cat Stevens was deported from the United States on Sept 22nd, 2004? I missed it at the time. But was shocked when I discovered his chosen name, Yusuf Islam was listed on a government watch list. They diverted the plane, removed Yusuf, and put him on another back to London on the grounds of 'national security'. Yeah, you read that right: Cat Stevens was deported because he was a threat to national security.

She goes into a brilliant discussion of how our memories are formed, how they are given emotional context, and how we can understand future/present events given our stored history. She also explains how, during trauma, this system short-circuits due to an overload of emotional input and the event doesn't get properly stored. This allows future events that merely resemble the original trauma to suddenly bring back the intense emotional experience that overloaded the brain in the past. A common example she employs is the Vietnam Vet ducking for cover if he hears a firecracker or car backfiring.

She shows us our this 'paranoia switch' can be blamed for the internment of around 120,000 Japanese-Americans during WWII. McCarthyism is also a phenomenon directly related to our fear of 'commies in our midst', and even though McCarthy himself was exposed as an alcoholic with obvious issues with his sexuality, much damage was wrought from 1950-54 by people who actually believed the nonsense he spouted. People lost their jobs, their reputations, and their dignity because society at large was afraid of commies under the bed and willing to listen to a strong authority in order to protect themselves. Amazing how triggering survival instincts can cause a group of otherwise rational people to listen to a power-craving nut-job.

A Limbic War occurs when a group is traumatized and then individuals seek to use that trauma to push their own agendas. Stout lists the Six Stages of a Limbic War as guidelines for us to keep in mind. They're very enlightening so I'll include them here in brief.

1.)Group Trauma - A limbic war occurs after some form of national catastrophe. Most typically, this event is a war, or a single attack that is abrupt and brutal enough to generate nationwide fear. The disaster can conceivably be a natural one, but natural disasters are less apt to be starting points, since paranoia is less often induced by "acts of God" than by traumatic events brought on by our fellow human beings. Because traumatic memories remain in the brain as incoherent bits of image and sensation that together constitute a neurological trigger - a paranoia switch - the nation that has been traumatized is dangerously reactive to reminders or suggestions of ongoing threat, whether these cues by real, imagined, or contrived.

2.)Fear Brokers - One person or a handful of people use the public's fear to pursue a private agenda. These fear brokers are variously motivated. ...by far the most common motivators are ambition and a desire for power. Usually, regardless of their political affiliation or initial place in society, such individuals can be described as authoritarian, in the straightforward dictionary meaning of that word: "favoring blind submission to authority," or "favoring a concentration of power in a leader or an elite not constitutionally responsible to the people." Authoritarian fear brokers remind us, frequently and dramatically, of how much danger we are in, whether or not the remaining threat is significant or real.

3.) Scapegoatism - The fear-promoting leader can further heighten the population's anxiety and paranoia by contending that another group or race or people is to be blamed for the crisis.

4.) Cultural Regression - When there is a definite idea of whom to blame, the primitive lust for revenge can crystallize around it. And the idea of a self-righteous vendetta, once it is even whispered of, is a difficult thought for human beings to put away. With all the energy that great fear can generate, the designated out-group is persecuted, or interned, or attacked, and for a time, there is the gratifying sentiment that vengeance is being served.

Typically, encouraging an us-versus-them atmosphere impels a tidal wave of patriotism across the traumatized nation. The new fear-inspired emphasis on national fealty enables the authoritarian leader to divide the population psychologically into two groups: the patriots, who support his authority and his agenda, and the nonpatriots - the traitors, the conspiracy members, the subversives, the cowards - who do not.

Civil Rights are threatened. Humanitarian endeavors atrophy. The arts and literature lose their funding - and their daring. Protected now, intolerance comes out of its hiding places. The limbic war, the emotional manipulation of the people by their own leaders, is in full throttle.

5.) Recognition and Backlash - Of the McCarthy era, the playwright and accused subversive Arthur Miller has reflected, "Few of us can easily surrender our belief that society must somehow make sense. The thought that the state has lost its mind and is punishing so many innocent people is intolerable. And so the evidence has to be internally denied."

Fortunately, the evidence is not denied forever. Limbic wars come to an end, and their instigators are eventually deposed. In this stage, protests begin, small and uneasy at the beginning, growing larger and bolder as time goes on.

6.) Regret and Forgetting - As the original trauma-engendered fear begins to ease, often years later one, we have difficulty recalling why we allowed ourselves to be so easily co-opted into an authoritarian agenda. Many of us are left in a state of dissonance and guilt, and this uncomfortable condition promotes forgetting, a return to the internal denial noted by Arthur Miller. Thus, an experience that might have inoculated us against future problems is effectively lost to us, instead.

Her summary above is excellent and can be seen in virtually every trauma we as a society as suffered. Most appropriately, it can be used to describe the current national scene with the Neo-cons at the helm after the tragedy that was 9-11.

Stout continues, and demonstrates how a nation traumatized is similar to a battered-wife. She feels she needs protection (from the original trauma, perhaps child abuse) and so she seeks our a powerful defender (her husband/boyfriend) who will shield her from the evil world. The irony is that she only seeks out a new tormentor and he uses her paranoia switch, installed in childhood, to control her. Eventually, with help, these women can learn to protect themselves, and leave their abusers - however that is not always the case. Stout cites many incidents where women are killed by their husbands or boyfriends, and encourages us to take the message seriously and apply it to the national level.

The book continues with several anecdotes which are highly useful, but I cannot reproduce them here for lack of space. Given that the reader has already indulged me by reading this far, I'd like to wrap up this review with the Ten Traits of Fear Brokers left to us by Stout, briefly:

1.) Fear brokers speak to us of fear, dangerous people, and frightening situations. When addressing the public, he will raise subjects other than fear. These are often flattering topics, intended to showcase the people's superior bravery and nobility (that is to say, superior to those other groups of people). He may even use humor. But somewhere within virtually every address, there will be several references to danger, and to just how frightened people must not forget to be.

2.) Fear brokers are not limited by the facts; they use alarming "unfacts". Where terrorism is concerned, out-and-out lying may not be required. It is easy enough to fan public fears by giving alarming renditions of terrorist events that might happen in the future, and by speaking in imaginative detail about terrorist events that would have happened had they not been thwarted. When such "unfacts" are delivered dramatically, there is seldom any prosocial motive involved, only the intent to capture an audience and amplify fear.

3.) Fear brokers tend to accuse those who disagree with them of being unpatriotic and/or naive.

4.) Fear brokers look good. ...a scaremonger cannot afford to have shifty eyes or scary teeth, or any other seriously repellent feature... a broker of fear must be attractive. This is because, other factors being equal, and attractive person is perceived as smarter, more honest, and more trustworthy than an unattractive person.

Because we love the familiar, a fear broker who is not a natural head-turner can make himself attractive by looking as much like the people in his constituency as possible.

5.) Fear brokers behave like archetypal parents. They can make us feel the attitudinal equivalent of being patted on the back by a kind authority who tells us that he knows what we have been through, and that he is proud of us for being brave. The scaremonger can act comfortably omnipotent ... and that we must always rely on him. He demands we trust him. If he is a sociopath or, if he is delusional, he may even imply that he is in direct communication with God, who approves of his ambitions and plans.

6.) Fear brokers shame us over sex. A fear politician wishes to be viewed as the moral and literal rule maker where sexuality in concerned. Unlike a good parent, he shames us, and then tries to use that shame to exert control.

Of course, issues pertaining in some way to sexuality - sexual preference, same-sex marriage, birth control, abortion, certain types of medical research - are often discussed politically. The fear politician uses them manipulatively, as a distraction tactic. Matters of sexual morality are inherently divisive and highly emotional, and tend to divert us completely from whatever we had been thinking or discussing before.

7.)In a seeming contradiction, fear brokers praise us for being moral and heroic. In various ways, she or he tells us over and again that we, and only we, can take on anything, succeed at anything, and endure anything, in the service of what we know to be right.

Flattery always involves an intent to manipulate. Straight-forward, moral leaders almost never use extreme flattery. Listen for what are essentially come-on lines, and know that a person with no hidden agenda would not be speaking them.

8.) Fear brokers project personal infallibility. When you are evaluating a fear politician, look for moments when that individual is asked the direct question Do you feel you made a mistake? Invariably, the fear politician's answer will be reducible to one word: No.

9.) Fear brokers are secretive, and certain that other people, too, are keeping dangerous secrets. In general, paranoia is all about secrecy, one's own secrecy and that suspected of other people. The leader who advances cultural paranoia - who, as history demonstrates, may be moderately to seriously paranoid himself - is typically driven to collect information about other people, while at the same time withholding information about himself and his activities.

10.) Fear brokers use language that pulls for primitive affect. For centuries, the word evil, in all the various languages of the world, has been on the lips of fear brokers and also war makers. It is an overwhelmingly powerful tool. In addition to conjuring fear, the concept of good vs evil has the advantages of

reassuring the people that they are on the side of good;
creating a division between "us" and "them" that has no gray areas;
and casting as evil all doubters and dissenters.

Another concept with ancient links to fear is that of revenge. Whether or not the word itself is used, a typical fear broker will communicate the primitively appealing notion that the people should have revenge, and also that they will have revenge, provided they are loyal to him. He may induce still more primitive emotionality by introducing the notion of cowardice. Via a series of nonrational twists, the enemies are cowards, and therefore being cowardly is not just shameful - being cowardly means a person is one of the enemies.

To conclude, Stout gives us several useful facts. Most importantly, is that the odds of us being harmed by terrorists are virtually nill. Much less then our odds of getting cancer, heart disease, or dieing in a car accident. Comparatively it seems almost silly to worry about terrorism, and in point of fact, doing so lets the terrorists accomplish their goal.

She also gives us a few short, poignant clues as to how we can recover our lost sense of safety. One of these includes writing out our 'worst case scenario' in as much detail as we can. Then, we symbolically tear it up and toss it in the garbage, or burn it, allowing us to discard those notions and reclaim our courage.

Overall her book is stunning. It allowed one, such as myself, to understand in scientific terms, why and how our nation has become the caricature it is today. How a noble, and idealistic race of people became paralyzed and twisted by their own biology, and thus it helped alleviate much of my frustration and anti-American angst. It's also a tome of healing, and can help pretty much anyone, who's on the question for knowledge, gain insight and understanding about our world, and why it is the way it is.



Bonus: un vídeo
http://www.c-spanvideo.org/program/199990-1

El poder del dinero.

Neurociencia, economía, la falacia de la capacidad autorregulativa del mercado libre, consumo reptiliano, burbujas especulativas y en definitiva el absurdo poder del dinero:

miércoles, 1 de febrero de 2012

Control mental: parásitos humanos y conducta humana

Gracias a este artículo de un blog que he descubierto hace poco
http://notasdeuntecnologo.blogspot.com/2012/01/tienes-cara-de-pagafantas.html
he llegado a este artículo
http://web.natur.cuni.cz/flegr/pdf/visdomin.pdf
Según el cual las estudiantes femeninas identificaron a los sujetos masculinos infectados de toxoplasmosis como más dominantes (p=0.009) y masculinos (p=0.052)...

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