Confucio respondió: "Lo que hace falta es rectificar los nombres".
Zîlù dijo: "¿De veras? Maestro, ¿no estáis tal vez perdiéndoos un poco? ¿Cuál es la razón de semejante rectificación?".
Confucio dijo: "¡Qué burdo eres! El hombre superior es cauto con lo que no sabe.
"Si los nombres no son correctos, las palabras no se ajustarán a lo que representan; y si las palabras no se ajustan a lo que representan, los asuntos no se realizarán.
"Si los asuntos no se terminan, no prosperarán ni los ritos ni la música. Si la música y los ritos no se desarrollan, no se aplicarán con justicia penas y castigos, y si no se aplican penas y castigos con justicia, el pueblo no sabrá cómo obrar.
"En consecuencia, el hombre superior precisa que los nombres se acomoden a los significados y que los significados se ajusten a los hechos. En las palabras del hombre superior no debe haber nada impropio."
Para el confucianismo, la rectificación de los nombres es el principio y la consecuencia de muchas de sus ideas. Su fundamento es el siguiente: las palabras tienen significados precisos y, por eso, si se denomina a una cosa con un significante que no le corresponde, se comete un error.
Esta idea se desarrolla hasta llegar a los temas que más interesan a los confucianos. Por ejemplo, si a un usurpador se le llama rey, se comete un error, ya que no es un verdadero rey. Lo mismo sucede si un rey legítimo no se comporta como tal. También esta idea vale para un padre que no se comporta como padre, un hijo que no se comporta como hijo, etc. Así, la rectificación de los nombres se transforma en una herramienta para corregir a la sociedad y evitar que sea engañada.
Otra de las inquietudes de Confucio fue el asunto de la rectificación de los nombres, que entiende como una adecuación entre el nombre y la realidad que este designa. Conviene que los nombres solo se apliquen a la realidad que corresponde. Esta preocupación parece que se remonta en Confucio a tratar de retomar el tiempo en el que Dao se aplicaba de forma natural, y no eran necesarias tantas explicaciones.
"Si los nombres no son los adecuados no se ajustaran a lo que representan, entonces el pueblo no sabrá como obrar".
"Si los nombres no son los adecuados no se ajustaran a lo que representan, entonces el pueblo no sabrá como obrar".
Un día un discípulo le preguntó: “Si un rey fuese a confiarte un territorio que pudieras gobernar conforme a tus ideas, qué es lo primero que harías?” Confucio respondió :”Mi primera tarea sería sin duda rectificar los nombres”…”Si los nombres no son los correctos, si no están a la altura de las realidades, el lenguaje no tiene objeto, la acción se vuelve imposible y, por ello, todos los asuntos humanos se desintegran y su gobierno se vuelve sin sentido e imposible.”
Bajo la apariencia de restaurar, Confucio realmente inyectó un nuevo contenido a los viejos “nombres”…Por ejemplo, el concepto de “caballero”, junzi -el hombre ideal de Confucio- originalmente significaba aristócrata, miembro de la elite social, es decir uno no podía convertirse en un caballero, sólo podía haber nacido caballero. Para Confucio, por el contrario, el caballero es miembro de la elite moral. Es una cualidad ética, lograda mediante la práctica de la virtud y fortalecida a través de la educación. Todo hombre debería esforzarse por conseguirla, aunque pocos lo logran. Un aristócrata que es inmoral e inculto, no es un caballero; mientras que cualquier hombre ordinario puede alcanzar la condición de caballero si demuestra estar moralmente cualificado para ello. Como sólo los caballeros son aptos para gobernar, la autoridad política debe basarse sólo en criterios de logro moral y de competencia intelectual. En consecuencia, ni el nacimiento ni el dinero deben asegurar el poder.
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