Una visión sobre de qué va todo eso de nuestra deuda soberana, los vaivenes de esta y su prima la del tal Riesgo:
"Después de seguir a destiempo lo que ha pasado hoy me ha acudido a la mente una comparación que por fin me hace entender todo esto. Tras el impacto inicial, claro.
Miren señores, esto es como matar a un cerdo al modo tradicional. El matarife le da una puñalada en el cuello, buscando un vaso principal que por su oficio tiene localizado. Los ayudantes mientras le sujetan al animal con esfuerzo y ataduras. El bicho se debate contra todos, grita, patalea y se retuerce. Mientras lo sujetas te mira con sus ojillos porcinos y te transmite que no entiende porqué de alargar la agonía. Esa mirada se apaga poco a poco, en unos minutos que se hacen eternos.
Los cerdos, para quien no lo sepa, son animales con una gran capacidad de empatizar. Son listos los cabrones y en cuanto aprenden quien les da de comer, quien les facilita un baño o quien les limpia la porqueriza, los jodíos son agradecidos y todo. Buscan incluso que les rasques, como los perros.
Cuando has criado a uno de esos bichos desde lechón hasta que pesa más de cien quilos lo último que quieres es verlo sufrir innecesariamente ni participar en su sufrimiento. Quieres darle una muerte limpia y rápida. Quieres pegarle un ladrillazo en la cabeza y que todo acabe para él.
Sin embargo el matarife, que de esto sabe, no lo hace así. Porque al cerdo hay que desangrarlo y este es un proceso lento. El bicho tiene que pelear porque así el corazón bombea más fuerte y la sangre sale mejor. Así se puede aprovechar para hacer morcillas. Del cerdo se aprovecha todo.
Por fin he comprendido lo que está sucediendo. No nos vamos a morir, todavía. La puñalada la tenemos dada. Ahora nos tienen que DESANGRAR a base de bien. Porque lo tienen que aprovechar todo. Porque son profesionales de su oficio.
Solo queda saber cuanto tardaremos en desangrarnos del todo. Pero para entonces ya dará igual todo. Estaremos muertos."
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