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martes, 20 de abril de 2010

Lo que nunca pregunté a mi médico (VI)

Entre las curiosidades morbosas se relata en el capítulo 54 como muriese Fernando el Católico intoxicado por un afrodisíaco de la época, posiblemente cantaridina, aunque también se postula que pudiera ser un cocimiento de testículos de toro. Parece ser que el monarca quería un heredero de su esposa "nada agraciada Germana de Foix, frívola y con marcada tendencia a la obesidad".

Las cantáridas son unos coleópteros (Lytta vesiculatoria) arborícolas con las que se prepara el polvo conocido como cantaridina, amargo y peligroso que se ha empleado tanto como afrodisíaco como vejigatorio.

Otros experimentos históricos como afrodisíaco habrían sido según el libro el alcanfor, la menta y el mentol, siendo la quebrantina y la yohimbina las más usadas. Esta última actúa como vasodilatador local. Otras similares que menciona son la muira-puama. Por otros supuestos mecanismos actuaría el gingseng. Directamente irritando la vía urinaria por la excreción tras la ingesta se ha pretendido que actuarían el jenjibre, la mostaza, la pimienta, las alcaparras, la nuez moscada las trufas y ciertos mariscos. Ahí es nada.

También se deja claro que todos estos remedios caseros son inservibles.

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