
La obesidad es el resultado de la acumulación de grasas. Las grasas solo pueden provenir de una dieta hipercalórica (y malsana). Eso es sencillo de entender.
La excusa alegada por ciertos obesos es compararse con personas que comen más y no engordan. Esta es una falacia argumentativa que pretende servir como autojustificación. Es cierto que algunas personas son más resistentes a la acumulación de grasas, sin embargo, son casos excepcionales y en última instancia, en realidad se trata de una desviación anormal. Es como si una persona de metro noventa afirma ser bajito porque se empeña en compararse con Pau Gasol. Del mismo modo que no todos tenemos porqué jugar en la NBA, no todos tenemos porqué comer más de lo necesario. Por tanto, el "metabolismo" extraño de algunas personas no puede servir como media para comparar.
El mecanismo de acumulación de grasas es una ventaja evolutiva adquirida para sobrevivir en un entorno hostil de escasez alimentaria. Los individuos sin él están en desventaja en ese entorno natural, sin embargo en nuestro entorno actual esto no es un handicap para ellos, mientras que la ventaja de los que pueden acumular grasas se puede volver un defecto en tanto que se abuse de las grasas ingeridas.
Para demostrar esto hay que explicar un poquito de genética muy elemental a nivel de culturilla general. Los genes, por sí mismos, no suelen hacen nada. Los genes codifican proteínas que son las que actúan. Sin embargo, para que se produzcan estas proteínas, el gen debe expresarse. Por tanto, el gen simplemente esta ahí y no suele hacer nada por sí mismo. Es la diferencia entre genotipo (carga genética) y fenotipo (expresión genética). La expresión fenotípica depende de la interacción con el medioambiente, con un estímulo exterior. En el caso que nos ocupa, la obesidad, este estímulo es la dieta hipercalórica.
En un estudio de la universidad estatal de Ohio del equipo de Kamal Mehta, publicado en Hepatology, se localiza cual es el gen responsable del control del almacenamiento graso, cual es la proteína sobreexpresada (una isoforma beta de proteinkinasa C, betaPKC) en tejido adiposo blanco (WAT) y lo más importante, que su sobreexpresión se debe a una dieta rica en grasas. En el estudio se comparó ratones modificados genéticamente para sobreexpresar el gen responsable frente a ratones "noquedos" (sin el gen) y se comprobó que no solo hay una resistencia a la obesidad en estos últimos sino que también tenían un ligero aumento de la temperatura corporal (y a diferencia de los modelos de ratones lipodistróficos, no presentaban resistencia a la insulina) cuando se les somete a dieta hipercalórica. Lo relevante es, sin embargo, que la sobreexpresión del gen depende de la exposición a una dieta rica en grasas.
Como vemos en la Figura 7 del artículo citado, el único factor que podemos sustraer de la cadena es la ingesta de grasas. La mayoría de los obesos no tiene excusa a su gordura en motivos genéticos sino en malos hábitos alimentarios. La genética es la misma para la mayoría. El conocido mito de "es que es por mi metabolismo", como queda explicado arriba, es inconsistente pues el metabolismo de estas personas se lo han cargado ellas mismas con sus malos hábitos y sin la intervención de una mala dieta no se pone en marcha. No es una maldición biológica inevitable sino una elección personal para castigarse el cuerpo y por supuesto, se puede corregir con voluntad. Lo cual es esperanzador.
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