Jugando con fuego: futbolistas de élite y ELA

Acabo de ver un espeluznante reportaje sobre el dramático incremento de casos de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) entre los futbolistas italianos. Si en población general se presentan 3'5 casos cada 100.000 habitantes, entre los futbolistas del calcio aparecen 6'5. Se presenta en distintos equipos aunque están claramente identificados cuales son los clubs afectados.
Algunos periodistas acusan al dopaje, otros simplemente lanzan la sospecha. Un neurólogo italiano especialista en ELA afirma que no cree que se deba al dopaje sino al abuso crónico de antiinflamatorios. La periodista italiana que ha investigado más los casos afirma "los toman como si fueran cocacola".
Algunos futbolistas actuales tienen discretas revisiones periódicas con su neurólogo.
En otros deportes en esas mismas ciudades no se da ese aumento de la casuística. De hecho, se temía que en un club se debiese a que el estado estaba construido sobre una antigua fundición, pero el equipo de rugby de la ciudad que lo comparte está sano como una pera.

Además existen sospechas de otra patologías como leucemias tempranas, cánceres varios...

Un fiscal de la república está investigando oficialmente el caso. Sin embargo, impera la omertá (palabreja italiana que el otro día descubrí que la CIA tiene adoptado como código reconocido).

Lo asombroso del tema es precisamente eso, que algunos de los futbolistas que están realmente jodidos por toda esta mierda se niegan a hablar del tema. Afirman (mediante sus esposas o mediante sus máquinas de dicción electrónica ya que están paralizados) que "no tiene nada que ver con el futbol". Puede deberse a que son viejas glorias que han montado fundaciones de ayuda contra la ELA y estas se mantienen de los partidos benéficos que se organizan. O puede que los tengan comprados. O puede que su agradecimiento al deporte que les hizo grandes, ricos y famosos les ciegue. O puede que solo sea vergüenza y obstinado orgullo que les impide reconocer que necesitaron doparse para alcanzar todo eso. Pero en cualquier caso es muy triste que personas que han recibido esos tratamientos no lo cuenten claramente y mantengan ese secretismo, por ellos mismos y por el daño que se sigue haciendo mientras permanezca en secreto.

El único que se atreve a hablar tiene un tumor cerebral, afirma que los clubes les obligaban a tomar sustancias que desconocen de qué se trataba y que eran los propios entrenadores quienes las administraban junto con el médico y el masajista. Por su situación personal actual, tampoco es la fuente que podamos esperar más fiable. Si eran obligados o seducidos, no lo sabemos. En cualquier caso es reprobable y dudo que se hiciera sin conocimiento de las respectivas directivas.

Los deportistas de élite, en su afán por estar más alla de lo humanamente posible juegan con peligros que terminan pasando factura ¿merece la pena? No lo creo. Pero la vanidad humana es una fuerza viva de la naturaleza que se impone al sentido común o al instinto de supervivencia.