Violadores en serie amparados por la fé durante años, abusando sistemáticamente de críos indefensos. Menudos hijos de puta.
Claro, que no nos vamos a rasgar las vestiduras a estas alturas con algo que haga la iglesia católica. A ver cuando nos enteramos todos que no son casos de individuos aislados, pues en el preciso instante en que sus superiores no los denuncian se convierten en complices. Esto NO SON CASOS AISLADOS ni independientes del resto de la iglesia. El obispo conocía los casos y no hizo nada. El vaticano debía conocer los casos y no hizo nada. Bueno, sí hicieron algo, trasladaban a los curitas en cuestión de parroquia para que propagasen su "amor". Es bueno saber que alguien vela por el rebaño y que ninguno se vea privado de su "buena nueva" ¿no?
Aunque claro, en su caso tiene justificación. Un cristiano puede cometer los crímenes más horribles que tiene la tranquilidad de que arrepintiéndose y luego confesando todo queda resuelto. "Puedes ir en paz". Además su crimen queda a salvo por el secreto de confesión. La paz de la víctima ya importa menos. Ya se sabe, "los designios del señor...", "bienaventurados los mansos" y todo eso.
Si algo sale a la luz pues se le tapa la boca rápidamente con unos cuantos milloncejos de euros del cepillo, ese que previamente han sacado a la comunidad de feligreses de cuyos niños están abusando. ¡Qué cracks del cinismo!
Mientras levantemos grandes muros de humo hablando falsamente de eutanasia y aborto, porque eso sí que es muy malo de verdad de la buena. Ya lo dijo comparando gratuitamente el cardenal prefecto de la congregación por el culto divino y la disciplina de los sacramentos, Antonio Cañizares al respecto, mientras se le preguntaba sobre la dignidad humana de los abusados: "No es comparable lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios con los millones de vidas destruidas por el aborto"


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