Mi revelación epifánica racional

Mis andanzas en el mundillo del ciber-escepticismo son recientísimas. Me identifico plenamente con el afán denodado de tantos blogueros concienciados con perseguir la superchería, la pseudociencia (que me toca más de cerca) y los misticismos de baratillo. Considero que son fruto de la ignorancia junto a la avaricia/ansia de poder enraizados en el ser humano. Por eso me propuse ayudar en la medida de lo posible a tan noble causa de destapar entuertos. No, que nadie se confunda, no es vocación de héroe, en todo caso algo de prepotencia y algo de agradecimiento por toda la información que me aporta cada día interné. Y ganas de reirme.
Porque me rio, me rio y mucho cuando veo las sandeces de los cantamañanas y engañabobos que rondan por el mundo.

Sin embargo hoy he tenido mi propia revelación místico trascendental. Después de estar largo rato riendome de algunas majaderías que hay en el mundillo de lo esotérico, saltando de enlacen a enlace he acabado en el de un charlatán. Allí gente supuestamente normal se muestra completamente crédula haciendo preguntas ridículas sin ningún pudor, sin darse cuenta de las barbaridades que dicen. Esto me ha entristecido. Es una batalla perdida, tratar de hacer razonar a quienes no quieren razonar (¿por vagos? ¿por incapacidad? ¿por fanatismo? ¿por qué?). Ya lo sé. No debería extrañarme cuando la religión tiene el mismo o más pábulo y campa por este mundo.

Hoy me ha sido revelado que la humanidad, en términos generales, tiende a la idiotez.

No por eso me voy a desanimar. Todo lo contrario, creo que es aún más necesario hacer el esfuerzo entre todos para evitar esa tendencia.