Política

Creo que la ideología política es tan tóxica para la razón como cualquier otro tipo de ideología. Cada vez más trato de desprenderme de cualquier atisbo de politización que pueda quedar en mis razonamientos. No es fácil.

Indagando sobre el calentamiento global he descubierto que las tendencias políticas son capaces de pervertir hasta la raiz cualquier asunto, incluida la ciencia que en teoría debería ser ajena a especulaciones por su propia naturaleza.

Cualquier condicionante así es nocivo. Por tanto, aspiro a prescindir de esas ataduras para ser verdaderamente escéptico y respetar mi honestidad intelectual.

Escribía el otro día a un amigo. Compartimos la misma vehemencia al opinar de cualquier tema. Es bastante extremo en su sensibilidad política (opuesta a mis antiguas afinidades) y le decía que lo llevo un tiempo empleando como espejo para no caer en las posturas imparciales, errores en los que antes yo mismo caía muy a menudo y ahora he aprendido a evitar, en parte, gracias a él. Siempre es más fácil ver la paja en ojo ajeno. Perspectiva, que lo llaman.

Además, he llegado a un punto en el que la política me asquea.

Si ya lo decía Ortega (una de mis frases favoritas sobre política desde hace mucho tiempo):
"Ser de izquierdas es, como ser de derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral..."