
Pues el pequeño Conan lo hace. Es un chihuahua del templo de Jigenin en Okinawa. Levanta sus patitas a la altura del hocico y mira la estatua del buda, así se queda hasta que alguien le da una golosina de premio. Lo curioso es que dicen que aprendió por sí solo, imitando a los humanos para obtener su recompensa. ¡Además se enfada cuando alguien le quita su sitio de "oración"!
Habría que preguntarse si sus motivos son los mismos que los de los humanos o simplemente más sinceros.
vía aquí
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